Entre los atractivos actuales del sitio, destaca el Museo del Tecpan, en la sala Norte, su portada del siglo XVIII.
En este espacio museístico alberga una de las obras murales realizadas por David Alfaro Siqueiros.
Sus frescos en exteriores están dedicados a temas revolucionarios y sociales, para inspirar a las clases bajas, además, están llenas de color y representan figuras con emociones intensas.
La producción pictórica de David Alfaro Siqueiros estuvo orientada, principalmente, al muralismo, ya que para él un formato grande y en espacios públicos ayudaba a hacer del arte un medio de educación política.
En 1944, Siqueiros regresó a México, después de estar exiliado, y pintó en la casa marcada con el número 9 de la calle de Sonora, el mural "Cuauhtémoc contra el mito", trasladado a su actual recinto en 1963.
Esta es la primera obra plástica del artista, elaborada con técnicas que rompieron con el muralismo clásico, pues se utilizaron soportes de madera, masonite y piroxilinas, aunados a las esculturas realizadas por Luis Arenal.
En primer plano, a la derecha del mural, aparece Cuauhtémoc tomando las armas para detener la destrucción de su mundo a manos de los conquistadores europeos.
Los españoles fueron representados con la figura de un centauro, lado izquierdo del mural, cuyas fuerzas principales son la religión al empuñar en una de sus manos un crucifijo transformado en daga, y las armas de fuego.
Bajo las patas del caballo aparece la cabeza de un indígena decapitado que simboliza el fin de la gran cultura, y de frente está Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, emblema de la civilización milenaria.
Al centro de la pintura se halla la figura del gobernante mexica Moctezuma II, quien implora a los dioses le expliquen por qué el supuesto regreso de Quetzalcóatl, en la figura de Cortés, implicó la caída de su imperio.
Texto: Salvador Guilliem Arroyo
Fotografías: Susana Padilla Coronado y Salvador Guilliem Arroyo