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TLATELOLCO

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Caja de Agua del Imperial Colegio de la Santa Cruz de Santiago Tlatelolco

 

Águila y jaguar en el segmento 1 del muro Sur

El Imperial Colegio de la Santa Cruz de Santiago Tlatelolco fue inaugurado el 6 de enero de 1536, con cien alumnos y cuatrocientos párvulos; tuvo maestros de la talla de los frailes Pedro de Gante, Arnaldo Basaccio, Jacobo de Testera y Antonio Valeriano; además de, por mencionar algunos,   Andrés de Olmos y Bernardino de Sahagún, quienes destacaron por su labor y entrega.

Se enseñaban tópicos de carácter universitario como lógica, filosofía, gramática, música, pintura y escritura, así como la doctrina religiosa, y, por tal motivo, puede ser considerada la primera universidad de América. Asimismo, se contaba con biblioteca e imprenta amanuense. El Códice Cruz-Badiano, el Plano de Upsala, y el Códice Florentino, entre otras magnas obras, fueron producto de esta institución. 

Es probable que la Caja de Agua se haya construido inmediatamente después de la caída de los mexicas, bajo el nivel del piso de la ciudad colonial, e inaugurado a la par del Colegio, para nutrir de agua potable a la República de Indios de Santiago Tlatelolco.

Sus constructores planearon que aparte de cumplir tan vital función, también transmitiera un mensaje público a través de un discurso pictográfico, que, hoy se sabe, es de más de 12 metros cuadrados de pintura mural.

La Caja o pila, nombre popular que se otorgaba a este tipo de almacenes, presenta una planta rectangular con el eje Este-Oeste de 9 metros de largo por 5.20 metros de Norte-Sur, con su acceso en el Oriente, flanqueado por columnas que soportaban los postes de las puertas de control fabricadas en herrería.

En su esquina suroeste, a una profundidad de 1.60 a 2.20 metros, estuvo el acueducto subterráneo que la nutría. La parte más alta del muro Sur de la Caja de Agua, donde se representaron el águila y el jaguar sobre la corriente acuática, está justo 8 centímetros bajo el adoquinado que se hizo en 1964.

Al entrar el agua alcanzaba un máximo de 62 cm de altura, desembocando por dos perforaciones de 5 centímetros, cada una, que, al ser cubiertas por el espejo de agua, impedían que continuara llenándose, a manera de rebosadero. El nivel del agua no alcanzaba más de 70 cm de altura y convivía armónicamente con el discurso pictográfico, por lo que las representaciones de peces y raíces quedaban bajo el espejo de agua.

La composición de la estructura arquitectónica se concibió con dos continentes divididos por un muro intermedio. El continente occidental con 4 metros de Norte a Sur por 3 metros de Este a Oeste y una profundidad de 2.20 metros en el Sur y 2.30 metros al Norte, fue destinado para almacenar el agua en convivencia con las pinturas murales que se distribuyeron circundando su espejo por el Norte, Oeste y Sur, quedando el muro intermedio del color blanco del estuco bruñido y con la huella de una estructura adosada a manera de greca escalonada, quizá un componente ornamental que fue demolido al momento de la clausura de la gran caja.

El segundo continente, el oriental, tiene 4 metros de Norte a Sur y un vano de 1.30 metros de Este a Oeste, limitado por el muro intermedio al Oeste, en tanto su margen Oriente está ocupado por una escalinata de 7 peldaños de peraltes curvados y sendos descansos que rematan en un saliente de 6 cm. Este espacio exhibe las bocas de tubos de cerámica perfectamente emboquillados por el estuco de los muros Sur y Norte, que aunados al bufamiento de 7 cm, justo al centro del piso que marca los declives hacia ellos, permiten entender la intención de drenar el espacio completamente.

La máxima virtud de los constructores de la Caja de Agua, fue concebir un receptáculo de agua potable en constante movimiento, conviviendo en perfecta armonía con el discurso pictográfico que transmitió la vida cotidiana de los habitantes de los grandes lagos de las antiguas ciudades de Mexico Tlatelolco y Mexico Tenochtitlan, ya bajo el dominio español.

Las pinturas murales fueron distribuidas en las paredes Norte, Oeste y Sur, circundando el espejo de agua interno. El muro intermedio y la escalinata de acceso carecen de pinturas por su función rutinaria. A la pintura que decora el muro Oeste se le denominó Segmento 1 Sur y Segmento 2 Norte, tomando su centro como eje de partida para la lectura. Los muros Norte y Sur, dada la secuencia de lectura, se clasificaron a partir de su colindancia con el muro Oeste hacia el Oriente, tal como lo marca la intención de los autores del discurso pictográfico.

El desplante de las pinturas permite comprobar que el agua corría por los peldaños y el piso como una delgada cortina, que quizá recuperaba los derrames de quienes ingresaban a tomar el agua del primer continente; es decir, recibía a los usuarios, quienes descendían los escalones y quedaban inmersos dentro del discurso pictográfico.


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