El mismo Chimalpahin dice que Moquíhuix decidió iniciar la guerra contra los de Tenochtitlan, invitando a Chalco, Amaquemecan y Tzacualtitlan a unirse para acabar con los tenochcas; sin embargo, no le auxiliaron, por el contrario, lo dejaron solo y avisan a Axayácatl de las intenciones de los tlatelolcas.(23) Los conflictos entre ambos grupos tienen sus orígenes en un pasado muy remoto. Jamás se brindaron reposo, hasta que desembocaron en el terrible conflicto armado de 1473, en el que definitivamente Tlatelolco es vencido y convertido en un pueblo tributario más de Tenochtitlan.
La guerra inició la madrugada del 30 de julio de 1473.(24) Moquíhuix vestía su divisa de Quetzalhuexólotl, y Axayácatl lucía un traje de Xipe Tótec. El primero llevaba atavíos del Tezcatlipoca negro, el segundo los atavíos del Tezcatlipoca rojo. La guerra duró poco; al término del día, Tlatelolco había sido derrotado a pesar de la participación de niños, ancianos y mujeres. Los ejércitos tenochcas no dieron reposo a los tlatelolcas; saquearon su tianguis y sus casas.
Axayácatl siguió a Moquíhuix y a uno de sus suegros, Tecónatl, hasta el adoratorio de Huitzilopochtli, donde se habían escondido; ahí los mató y los arrojó hacia abajo del templo;(25) Moquíhuix dejó los sesos embarrados en el piso, en tanto la cabeza de Tecónatl fue estacada en la entrada de Tlatelolco.(26)
Los tlatelolcas viendo a sus líderes muertos, se escondieron en sus casas, los tulares del lago, los templos, etcétera, hasta que un anciano comerciante llamado Cuacuahtzin, tío de Axayácatl, le suplicó la paz.(27) Una vez saqueados la ciudad y el mercado, se impuso el pago de un tributo, consistente en una parte por cada cinco que se vendiesen en el mercado.
De acuerdo con Durán, Axayácatl ordenó que se confiscara a los tlatelolcas la estatua de Huitzilopochtli y que su templo quedara convertido en muladar de los mexicanos, obligándolos a asistir al recinto ceremonial de Tenochtitlan.(28) Dato que no parece ser cierto, basta con recordar que en el relato del conquistador Bernal Díaz del Castillo, se dice que al llegar Hernán Cortés a la ciudad de Tlatelolco, guiado por Moctezuma Xocoyotzin, suben a lo alto del Templo Mayor para observar la ciudad y su gran tianguis.
Además, cita la enorme y espléndida traza y acabados no sólo del recinto, sino también de su ciudad. Asimismo, en otras cónicas se asegura que después de la conquista militar, los españoles utilizaron todas las piedras del templo para la edificación de la iglesia de Santiago. Lo que desmiente que tras ser conquistados los tlatelolcas dejaran de tener su Templo Mayor. Al término de esta guerra civil, Tlatelolco sigue al lado de Tenochtitlan en carácter de pueblo tributario, y sus dirigentes son nombrados por el gobernante tenochca.(29)
Sahagún confirma que durante 46 años Tlatelolco no tuvo señor,(30) y ubica la coronación de Cuauhtémoc hasta el año de 1519 d. C. cuando recobra el señorío. En otras fuentes se menciona que Cuauhtémoc, siendo descendiente de la nobleza tenochca, es instalado en el trono de Tlatelolco en 1515 d. C. por Moctezuma II.
Algunos años después la llegada de los europeos precipita el colapso de la sociedad mexica. Tlatelolco es el último bastión y resguardo del poder mexica al mando de Cuauhtémoc, quien resiste más de 80 días luchando por la dignidad de su linaje divino, ya que son el pueblo elegido por su dios Huitzilopochtli; sin embargo, al refugiarse en el recinto ceremonial, les quitan todas sus provisiones y sus habitantes no pudieron soportar tanta mortandad. Los europeos y sus miles de aliados no permitieron la entrada de alimentos y cortaron el acueducto que abastecía la ciudad. El mismo Cortés menciona que murieron más de 50 mil ánimas,(31) para el día 13 de agosto de 1521 en que cayó Tlatelolco y con ello finalizó la gran historia de los mexicas.
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23) Chimalpahin, op. cit., p. 207.
24) Barlow, op. cit., p. 114.
25) Alvarado Tezozómoc, op. cit., p. 197.
26) Anales de Tlatelolco, op. cit., p. 162.
27) Alvarado Tezozómoc, op. cit., p. 198.
28) Durán, op. cit., p. 265.
29) Chimalpahin, op. cit., p. 209.
30) Sahagún, op. cit., p. 449.
31) Hernán Cortés, Carta de relación de la Conquista de Mejico, Buenos Aires, Austral, 1945, pp. 224-225.