Las crónicas manifiestan los continuos conflictos entre ambas ramas mexicas. Lo cierto es que continúan juntas y, al término de la guerra contra los tepanecas, dividen sus aguas de pesca dentro del gran lago central, quedando el lago de Xaltocan sujeto a Tlatelolco. Cuauhtlatoa e Itzcóatl firman el pacto en 1431 d. C. para 1435 d. C., hacen la partición territorial de la sierra de Guadalupe y asignan pueblos tributarios a los tlatelolcas: San Lucas Xóloc, Coatitlan, Tolpétlac, Tepeyácac, Coacalco, Tecoman, Atzompan, Chiquihuite, Huatepeque-Coatépec, Ticoman, Ecatépec, Acolnáhuac, Acohuacan, Cuauhtitlan y Huitznáhuac.
Son varias las acciones que emprenden para separar físicamente sus reinados, sus provincias tributarias y las obligaciones entre sí; pero ante su dios, Huitzilopochtli, comulgaban juntos y cada quien le construyó su templo en cada ciudad y, además, un adoratorio común en Tizaapa. Un evento extraordinario que ambos grupos mexicas compartieron, de 1428 a 1467, fue una gran hambruna llamada necetochuíloc, que asoló el Altiplano Central hacia los años de 1454 a 1457 d. C.(19) y que obligó a la mayoría de sus habitantes a dispersarse hacia otros territorios en busca de alimentos; en ese momento Moctezuma Ilhuicamina gobernaba Tenochtitlan, y Cuauhtlatoa regía en Tlatelolco.
Las historias mencionan cómo ambos luchan conjuntamente por extender sus dominios, ampliando cada vez más los límites de la tierra y así poder traer al pueblo elegido toda clase de productos y alimentar a su dios a costa de los vencidos. Sus ejércitos conquistaron casi todas las provincias y poblados existentes hacia los cuatro ámbitos de la tierra. Se enseñorearon en el centro de su universo. Hasta su mercado llegaban los productos más preciados: mantas de todo género, vestidos de mujer, de guerreros, plumas de mucha hermosura, algodón, flores, platos, ollas, oro, rosas de vainilla negra, joyas, animales de todo tipo, cacao, maíz de todas las especies, etcétera. Juntos, tenochcas y tlatelolcas, forjaron su esplendor a costa de la guerra.
Los tlatelolcas se caracterizaron por ser grandes comerciantes y tenían que controlar las mejores rutas para el tránsito de sus mercaderías; dejar de pagar peajes innecesarios era posible gracias a la conquista militar y anexión a su territorio de los ajenos.
Dos años después de la victoria sobre los de Cotaxtla, en Tenochtitlan es entronizado Axayácatl, cuñado de Moquíhuix, y comparten juntos varias campañas militares de conquista.
Los mexicas participan juntos en nuevas empresas militares para someter más provincias y, a decir de un cronista anónimo,(20) cuando son vencidos por los tarascos cerca de Tajimaroa, le atribuyen a los quisquillosos tlatelolcas la derrota, ya que se entregaron en cautiverio. Nuevamente las diferencias aparecen, máxime cuando se trata del grupo en el poder quien es afectado. Torquemada cita que Moctezuma Ilhuicamina había construido en Tenochtitlan un gran templo a Huitzilopochtli, y cuando Moquíhuix llegó a ser el gobernante de Tlatelolco, mandó hacer un templo que se llamó Cohuaxólotl: ??para sólo engañar a los tenochcas; y de aquí, comenzó a aver disensiones?.(21) El relato del padre Durán indica que fueron los tenochcas quienes violaron a unas hijas de los señores de Tlatelolco, dando motivos a Moquíhuix para levantarse en contra del señor de Tenochtitlan.(22)
El mismo padre Durán comenta que Moquíhuix, al momento de la agresión contra las doncellas, toma el poder de Tlatelolco quitándose la sujeción de Tenochtitlan, confirmando, quizá, las versiones de la conquista de 1431. En otros relatos se dice que es hasta la entronización de Moquíhuix en 1467, cuando después de sobresalir en varias campañas de conquista como gran capitán, se siente con el suficiente poder de enfrentar a Tenochtitlan y tomar el liderazgo de la Triple Alianza.
Chimalpahin menciona que para las fiestas de entronización de Axayácatl, en 1469 d. C., se invitó a Moquíhuix quien rechazó la invitación, lo que aumentó las tensiones por el poder que existían de antaño entre ambos bandos. Entre los motivos que señalan algunos autores para que se llevara a cabo la guerra fraticida, se menciona que la esposa de Moquíhuix, Chalchiuhnenetzin, hermana de Axayácatl, fue protagonista esencial en el conflicto, ya que era tenida en menos por su cónyuge y constantemente se quejaba con su hermano, a quien le comunicó todos los planes de Moquíhuix.
Toda la información contenida en este apartado está basada en la publicación de Salvador Guilliem Arroyo "Ofrendas a Ehécatl-Quetzalcóatl en México-Tlatelolco" (México, INAH, Colección Científica, Núm. 400, 1999)19) Sahagún, op. cit., p. 449.
20) Ángel María Garibay K. Poesía náhuatl II. Cantares mexicanos, manuscrito de la Biblioteca Nacional de México, UNAM-Instituto de Investigaciones Históricas, 1965.
21) Véase Torquemada, op. cit.
22) Durán, op. cit., p. 251.